Niños que trabajan

La pobreza no implica solo limitaciones materiales sino también carencia de valores dentro de una sociedad.

Lamentablemente, algunos niños desde pequeños entienden que la responsabilidad en el hogar es colectiva, el dinero no alcanza y se la tienen que buscar diariamente para poder comer.

Asimismo, por el afán de cubrir ciertas necesidades básicas, muchos padres no le brindan la atención que ellos requieren; hay una especie de semiabandono frente al niño, aun cuando éste vive con su familia, creciendo con ciertas carencias afectivas, por lo que busca refugiarse en la primera persona que le preste atención.

Es más, debido a la pobreza en la que viven, muchos niños no van a la escuela, porque lo poco que recaudan en el día no les alcanza para la matrícula y menos para comprar los útiles escolares, una realidad tristemente preocupante.

Basta con salir a la calle para ver a niños trabajando, vendiendo periódicos o caramelos en los semáforos, otros de lustrabotas o simplemente limpian el parabrisas de su auto por una propina. Pero al margen de compadecerlos deberíamos ver donde radica el problema, tal vez en la falta de oportunidades o el desempleo, entre otras variables a tomar en cuenta.

Según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza en el Perú se redujo pasando de 36.2 % en el 2008 a 34.8% durante 2009, pese a la crisis financiera internacional.

Sin embargo, a pesar de la mejora en las cifras, más de la mitad de la población es pobre, situación que se refleja en la marcada diferencia de los ingresos entre niveles socioeconómicos, pero al margen de todo nada justifica que algunos padres expongan a sus niños a los peligros de la calle, al compartir con ellos una responsabilidad que no les corresponde, trabajar, quitándole lo más valioso para un niño, su infancia.

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